José Gallardo A
3 min readJul 11, 2021

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Patrocinado por el gobierno

Wilder González Agreda

Super Space Records

2021.

El músico experimental electrónico, suele ser “segmentado” dentro de un grupo de movedores de botones por los músicos que no entienden, hacen y perciben el sonido de dicha manera. Esto no es algo que me inventé yo, es algo que nos toca aún defender, decirles con argumentos, que nuestra obra es válida, y más que eso, que expresa muchas formas sensibles de creación, además de que nuestro oficio como generadores de sonidos, apela mucho a la experiencia con el ruido, es decir, somos escucha/creador en tiempo real, pues primero, no necesitamos de una partitura o guía ideogramática para expresarnos, es una opción después del proceso creativo, pero no es necesario. Buscamos generar sensaciones de agrado y desagrado, como cualquier arte, incluso de aburrición o molestia, esta dos últimas las logran muchas músicas sin botones y perillas, solo porque están mal hechas, pensadas o ejecutadas, por no decir, la realidad: porque sus intérpretes no suelen escuchar otras sonoridades, ni siquiera las que los rodean, con la atención necesaria, la cual no se aprende en ningún lado, es pura intuición, razón sensible le diría el buenazo de Kant.

Ahora, comienzo con este párrafo introductorio, para exponer un punto crítico, no para generar disputas entre músicos de ruido y de no ruido, o de botones o no botones, la verdad, la herramienta no hace el oficio, el arte se defiende solo, sea sonoro, plástico, antiplástico, digital, análogo, político, no político, de cantautor, o no. El sonido tiene una fuerza invasiva incontrolable, que no es posible de controlar, eso no lo logran las música tradicionales, inscritas bajo la tradición occidental nominada como la práctica común.

En el caso de Patrocinado por el gobierno, nos encontramos con un discurso que va entre la experimentación abierta, sin dirección previa y la reacción del instrumentista/compositor/generador de sensaciones sonoras.

Es una colección de piezas en su mayoría generadas a partir de síntesis y como las permutaciones de los elementos de la misma: lfo, filtros, frecuencias, ruidos, generan gestos sonoros paralelos, perpendiculares, contrarios, autogenerados, regenerados, en los otros elementos de la pieza sonora.

Estructuralmente, esto puede generar que las piezas tengan una dinámica, y direccionamiento muy parecido, es decir, se encuentra poca variedad entre la pieza uno del disco y la pieza final, esto no lo noto como un problema, lo percibo como un gesto de coherencia, la cual es difícil de lograr, incluso con las máquinas, ya que cada vez es más fácil encontrar malos intentos de generar nuevas formas sonoras, un acto que incluso los vanguardistas del siglo XX europeo: Schöenberg, Debussy, Stockhausen, Messiaen, encontraban complejo y casi imposible. Las razones varían, pero básicamente, es muy difícil mimetizar nuevas formas si no las notamos en nuestra naturaleza, entiéndase naturaleza como lo que el humano, naturaliza.

Esta razón, es la que hace que los discursos sonoros ancestrales, ubicados por fuera de la tradición occidental, nos parezcan exóticos o bueno, les parezcan a los historiadores que hablan así. Sus elementos de mimesis vienen de otras fuentes creadores, sus materiales sonoros, son permeados por experiencias culinarias, corporales, diferentes, no es lo mismo desayunar con pan naan que con arepa. Y esos pequeños detalles, cambian todo el ser.

El disco que nos convoca, provoca múltiples sensaciones, muchas o casi todas extra-sonoras, gestos que deben tener su nacimiento en aventuras que el compositor vivió, representó y como cualquier manifestación artística, provoca en el oyente/espectador/usuario, una nueva respuesta. Dicho esto, es una pieza que requiere de una atención particular, escucha y re-escuchas, búsquedas complementarias sobre su lenguaje, pues cada música es única. La música no es una frase de cajón, como “la música es una” o “la música es el lenguaje universal”, la música es un lenguaje, y como tal tiene modificaciones, permutaciones, variaciones, dialectos, y singularidades, las cuales pueden inscribirse en paquetes de otras manifestaciones cercanas, lo que la industria llama géneros y otros etiquetas, más eso no define ni definirá nunca la intencionalidad y pulsión estética del hacedor sonoro.

José Gallardo Arbeláez

Compositor, docente, investigador.

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